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jueves, 10 de agosto de 2017

Nagore (Navarra), por Luis Miguel Villar Angulo

Santo Domingo de Silos, por Luis Miguel Villar Angulo



ENHIESTO surtidor de sombra y sueño,
que acongojas el cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza,
devanado a sí mismo en loco empeño.
Mástil de soledad, prodigio isleño,                                 5
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza,
peregrina al azar mi alma sin dueño.
Cuando te vi, señero, dulce, firme,
qué ansiedades sentí de diluirme                                  10
y ascender como tú, vuelto en cristales,
como tú, negra torre de arduos filos,
ejemplo de delirios verticales,
mudo ciprés en el fervor de Silos.
Poesía española contemporánea (1901 – 1934), antología de Gerardo Diego, Madrid, Taurus, 1987.

Este Soneto en el libro de visitas de la hospedería de Santo Domingo de Silos ha inmortalizado no sólo el ciprés sino también el encantamiento de los visitantes. El monasterio contiene una sección en su página web dedicado al ciprés de los poetas. Muchos claustros conventuales tienen plantados cipreses, que recuerdan el "fervor de Silos". La escucha de los cantos gregorianos son inexcusables en la iglesia del convento. Ahí reside el mejor gregoriano, la mejor oración cantada. La biblioteca del convento contiene fondos que datan de 1019. Las glosas silensis junto al códice - para nuestro desconsuelo en el Museo Británico - se emparentan con las tareas traductoras del latín al habla peculiar de la época de los monjes de San Millán de la Cogolla. Los ríos Mataviejas o Ura burgalés y Cárdenas riojano transportaron en su lento fluir las primeras palabras habladas y escritas en castellano. 

lunes, 7 de agosto de 2017

Monasterios de Suso y Yuso. San Millán de la Cogolla, por Luis Miguel Villar Angulo



Monasterios de Suso y Yuso. San Millán de la Cogolla.

Desde un eremitorio rupestre (Suso) hasta la creación del Aula Patrimonio Emilianensis, San Millán de la Cogolla mantiene vivo el conocimiento histórico de unos monasterios haciendo de sus talleres una pedagogía del patrimonio. 

La cuna del castellano prendió en este valle riojano, regado por río Cardenas, al pie de la sierra de la Demanda. Escribiendo glosas al margen de un códice latino en el scriptorium de San Millán de la Cogolla, el amanuense Muño escribía palabras como salbatore. Era el primer llanto reiterado de una oración en la prosa que sería el castellano. 

El monasterio de Suso impone por su simplicidad de estilo para unos monjes de austera vida monacal. Desde su altura un peregrino imagina con más vehemencia las creencias de sus moradores. 

Abajo, a unos 1,8 kms., el Monasterio de Yuso, con sus restauraciones y adaptaciones a lo largo de siglos, es un complejo arquitectónico de indudable valor. Además de las glosas, su valor simbólico es ser origen del castellano, una lengua que usaba el pueblo.